sábado, 18 de enero de 2014

Walking Around (Pablo Neruda)


Sucede que me canso de ser hombre. 

Sucede que entro en las sastrerías y en los cines

marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro 

navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. 

Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, 

sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, 

ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas

y mi pelo y mi sombra. 

Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso

asustar a un notario con un lirio cortado
 
o dar la muerte a una monja con un golpe de oreja. 

Sería bello

Ir por las calles con un cuchillo verde

y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, 

vacilante, extendido, tiritando de sueño, 

hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,

absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.

No quiero continuar de raíz y de tumba,

de subterráneo solo, de bodega de muertos, 

aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo 

cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, 

y aúlla en su transcurso como una rueda herida, 

y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,

a hospitales donde los huesos salen por la ventana, 

a ciertas zapaterías con olor a vinagre,

a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos

colgando de las puertas de las casas que odio, 

hay dentaduras olvidadas en una cafetera, 

hay espejos

que debieran haber llorado de vergüenza y espanto, 

hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, 

con furia, con olvido, 

paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, 

y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: 


calzoncillos, toallas y camisas que lloran 
lentas lágrimas sucias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario