miércoles, 28 de enero de 2015

El viejo oficio de mentir (Sergio Ramírez)

(Obtenido de El Nuevo Día el 30 de mayo de 2010)
Quiero detenerme en una imagen que es el símil de mi oficio de escritor: un mueble. Puede que resulte un ejemplo un tanto arbitrario, pero mi abuelo materno era ebanista por afición. Del trabajo de sus manos conservo una hermosa mesa de roble, de amplia superficie y patas torneadas como airosas cariátides sin rostro que sostienen su arquitectura simple pero firme. Esta mesa, es la mesa sobre la que descansa la computadora en que escribo, los libros que consulto, mis cuadernos de apuntes. Para fabricar un mueble se parte de una idea de árbol, el árbol que se alza ante los vientos entre la abigarrada y oscura multitud del bosque. Es necesario elegir uno de ellos, apreciar su fuste, y entonces, hay que cortarlo. Después, aserrarlo en piezas, ensamblar esas piezas, darles una forma; cuidar que las junturas no dejen luces - entre juntura y juntura no puede pasar la luz, saben de sobra los buenos artesanos -; y por fin tallar, lijar, barnizar. Nada sobrevive de aquella forma de árbol, pero es el árbol. Entre el árbol y el mueble, entre la materia del árbol y la transformación de la materia en un mueble, queda de por medio la apropiación de esa materia, que es el proceso de convertir la realidad en imaginación y la imaginación en lenguaje; un proceso que requerirá de diversas herramientas, como las del carpintero que era mi abuelo: plomada, escoplo, buril. También podríamos utilizar el ejemplo de una prenda de vestir, que me permite hablar de los procedimientos ocultos, esos que nunca pueden exhibirse a los ojos del lector porque conspiran contra la credibilidad del artificio, como serían las costuras de un traje. O el revés de un bordado. Voltear la tela al revés para examinar las costuras, es solamente un vicio del lector que lee como escritor y quiere ver la calidad de las puntadas, o la trama de revés de la tela, donde se esconden los secretos del procedimiento. Pero ésta es una deformación del oficio, que no le deseo a nadie que emprende la lectura de un libro por el gusto y el placer de leer, que es, al fin y al cabo, la razón de que existan los libros. Entrar en la lectura de un libro es entrar en la novedad que no debe ser mancillada. La costumbre, la familiaridad, terminan matando la sensación, o la ilusión de novedad, cuando uno lee como escritor para advertir los procedimientos, las mecánicas de relojería del libro, sus costuras, la trama al revés del bordado. En la introducción de Tom Jones, “Minuta para el festín”, Fielding advierte que el autor no debe verse a

sí mismo como alguien que ofrece un festín privado, sino como el patrón de una fonda donde todos los clientes son bienvenidos porque pagan. Si se trata de una comida privada, los invitados nada podrán protestar contra aquello que se les sirva. Por el contrario, el cliente de la fonda tiene el derecho de exigir de antemano la carta, para saber qué puede esperar. Lo demás, es asunto de cocina. Nadie debe penetrar en la cocina. Pero sólo del autor dependerá que esa presencia, con sus ruidos, sus cacerolas sucias y sus desechos, deje de ser obvia a lo largo de toda la lectura. No hay nada más decepcionante para quien se sienta en la fonda de Fielding que una mirada, aún involuntaria, al interior de esa cocina cuando en el ir y venir de los camareros la puerta voladiza deja percibir el desorden de adentro, señales molestas de lo inacabado, de lo imperfecto. O de lo fallido. De la verosimilitud de los procedimientos es que depende la eficacia de la narración. La congruencia. Nadie olvidó nunca después de los siglos que Cervantes a su vez olvidó que a Sancho le había robado el borrico en la Sierra Morena el famoso ladrón Ginés de Pasamonte, librado de la cadena de galeotes por Don Quijote, y que en el siguiente párrafo del mismo capítulo aparece Sancho montado a la mujeriega en el mismo borrico. En la II Parte de El Quijote, Cervantes quiere desquitarse de su error y el Bachiller Sansón Carrasco le pide a Sancho que explique el olvido. Pero vuelve a errar Cervantes cuando habla Sancho y cuenta otra vez, como si fuera una novedad, quién le había robado el jumento, algo que ya sabemos. Pecata minuta. Gotas de olvido en un mar inconmensurable de memoria. Pero los olvidos que se vuelven incongruencias perturban el deseo de participación del lector, causan malestar, despiertan impaciencia.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Hagamos un trato (Mario Benedetti)

Compañera 
usted sabe 
puede contar 
conmigo 
no hasta dos 
o hasta diez 
sino contar 
conmigo 

si alguna vez 
advierte 
que la miro a los ojos 
y una veta de amor 
reconoce en los míos 
no alerte sus fusiles 
ni piense qué delirio 
a pesar de la veta 
o tal vez porque existe 
usted puede contar 
conmigo 

si otras veces 
me encuentra 
huraño sin motivo 
no piense qué flojera 
igual puede contar 
conmigo 

pero hagamos un trato 
yo quisiera contar 
con usted 

es tan lindo 
saber que usted existe 
uno se siente vivo 
y cuando digo esto 
quiero decir contar 
aunque sea hasta dos 
aunque sea hasta cinco 
no ya para que acuda 
presurosa en mi auxilio 
sino para saber 
a ciencia cierta 
que usted sabe que puede 
contar conmigo.


Valle de Collores (Luis Lloréns Torres)


Cuando salí de collores
fue en una jaquita baya,
por un sendero entre mayas
arropás de cundiamores.
Adiós, malezas y flores
de la barranca del río,
y mis noches del bohío,
y aquella apacible calma,
y los viejos de mi alma,
y los hermanitos míos.

¡Qué pena la que sentía,
cuando hacia atrás yo miraba,
y una casa se alejaba,
y esa casa era la mía!
La última vez que volvía
los ojos, vi el blanco vuelo
de aquel maternal pañuelo
empapado con el zumo
del dolor. Mas allá, humo
esfumándose en el cielo.

La campestre floración
era triste, opaca, mustia.
Y todo, como una angustia,
me apretaba el corazón.
La jaca a su discreción,
iba a paso perezoso.
Zumbaba el viento, oloroso
a madreselvas y a pinos.
Y las ceibas del camino
parecían sauces llorosos.

No recuerdo como fue
(aquí la memoria pierdo)
Más en mi oro de recuerdos,
recuerdo que al fin llegué,
la urbe, el teatro, el café,
la plaza, el parque, a la acera...
Y en una novia hechicera,
hallé el ramaje encendido,
donde colgué el primer nido
de mi primera quimera.

Despues, en pos de ideales.
Entonces, me hirió la envidia.
Y la calumnia y la insidia
y el odio de los mortales.
Y urdiendo sueños triunfales,
vi otra vez el blanco vuelo
de aquel maternal pañuelo
empapado con el zumo
del dolor. Lo demás, humo
esfumándose en el cielo.

Ay, la gloria es sueño vano.
Y el placer, tan sólo viento.
Y la riqueza, tormento.
Y el poder, hosco gusano.
Ay, si estuviera en mis manos
borrar mis triunfos mayores,
y a mi bohío de Collores
volver en la jaca baya
por el sendero entre mayas
arropás de cundiamores.

jueves, 20 de marzo de 2014

Los cerebros que se van y el corazón que se queda. Por Magali García Ramis



Tiene que haber un momento preciso del día cuando toman la decisión. Quizás amanecidos una noche, al despuntar el alba miran al cielo y ven a Venus alineado a la Luna y al ir bajando su mirada verticalmente y enfrente a su casa, los cristales del auto rotos a pedradas. Ven mas allá: toda la fila de carros con las ventanas rotas; miran mas aun y se topan con el horizonte de la urbanización tan nueva que prometía en anuncios a colores tranquilidad y seguridad para toda la familia bajo un nombre bilingüe de cache y ambigüedad, atributos que tanto nutren a los puertorriqueños:  ¿Úcares Heights? ¿Alturas de Reinita Hills? ¿En cuanto me salió el pronto de esta casa? ¿Cuanto tiempo pasará antes de que me den un aumento para ampliar la marquesina y poder poner los dos carros adentro? ¿Cuantos años faltan para que la nena me pida el carro y vuelva un día de madrugada justo cuando la ganga de manduletes rompe-carros este merodeando el vecindario y...? y debe ser un día, al amanecer, que toman la decisión de irse del país, todos esos hombres y mujeres que ahora no se llaman exiliados como los del siglo pasado, ni emigrantes como los de principios de siglo, ni tomateros como los de los años '50 y '60, sino "Cerebros"
     Cerebros; esa gran masa encefálica que como nube nuclear se desplaza lenta y constantemente hacia el extranjero; esos sesos con patitas que se suben a diario a los aviones rumbo a otra vida: doctores a Dallas, profesoras a Boston, maestros a Rutgers, pintores a San Francisco, trabajadores sociales a Nueva York, enfermeras a Chicago, arquitectos a Miami, investigadores a Washington, sociólogas a México, ingenieros a Arabia Saudita, todos profesionales, porque  “Cerebro” es aquí sinónimo de un graduado universitario o una experiencia profesional y abarca lo mismo policías, sicólogos, recién graduados que treintoncitos, y todos, a falta del tren de la ausencia,  se montan en el avión del recuerdo.
     Todos tienen algo roto, por eso se van; si no es el cristal del carro, es el matrimonio.  Los Cerebros se mudan por muchas razones pero todas tienen que ver con la falta de algo.  Con el trabajo que no le dieron orque para mala pata él pertenece al partido que perdió; con la seguridad que no existe en la casa donde la asaltaron a ella, tres veces ya; con la familia que no está porque al divorciarse , ella se casó de nuevo y se llevó los nenes y él está solo en la casa y además no quiere verle más la cara a ella.  Entonces aparecen los anuncios que tienen sueldos de cinco cifras, gorditas ellas, y las promesas de n lugar donde no hay rotos ni en las calles. 
     Los cerebros entonces empacan, cierran sus cuentas y se despiden.  Siempre vuelan de día, porque llevan muchas cosas consigo en los aviones: Siempre vuelan de dia, porque llevan muchas cosas consigo en los aviones: libros, serigrafias, discos, fotos, y una exageracion de ropa que no van a usar Allá porque en los lugares templados a donde usualmente se desplazan los Cerebros, la gente no se viste con tantos colorinches ni necesita, como los puertorriqueños, tener ropa distinta para treinta dias seguidos. 
     Al llegar Allá, donde sea, los Cerebros consiguen bonitas casas que no necesitan rejas; por sus ventanas abiertas los pillos no entran pero las añoranzas salen. Cuando se mudan a un apartamento echan de menos los balcones del tropico pero enseguida aplastan esa nostalgia innecesaria porque se trata, despues de todo, de no pensar en los espacios, sino en las especias y las especies, en el trabajo reproductor de bienes; en la buena calidad de los hospitales donde reproducirse, donde traer al mundo a sus pequeños herederos no es tan traumático como en la isla. Porque los servicios médicos de Allá siempre han de ser mejores que los de Acá, pero uno sabe eso sin haberse mudado. Lo dicen las revistas, la prensa, los que van y vienen 
Los que van y vienen son los padres de los Cerebros: En cuanto un Cerebro esta instalado invita a su Mama a que le visite. La Mamá llegará con sus bolsitas de café y harina de bacalaítos y con el libro de cocina que el Cerebro le pidió, porque viviendo afuera, los Cerebros deciden cocinar lo que jamas comieron aquí. Dependiendo de la edad, la Mamá le nevara o Cocina criolla o Del fogón al microondas, pero de nada le servirá al Cerebro, pues su Mama estará cocinando a diario las dos semanas que le visite. Cuando regrese a la isla la Mamá contará a todo el barrio “lo inmejorable” que es el estilo de vida del Cerebro, tan bien pagado que está, viviendo en ese lugar de lo más bonito y tranquilo
     Al cabo de unos años, los Cerebros tratan de visitar la isla y llegan con cámaras de vídeo directo al Viejo San Juan para enseñarles luego a los de Allá cómo es lo de Aquí.  De pronto el conocimiento de los rasgos arquitectónicos coloniales cobra una importancia desmedida en la vida de los Cerebros y también  las tradiciones y la música popular. ¿Popular? ¿La que se guarda en gente no se viste con tantos colorinches ni necesita, como los discos o la que se baila? No hacen distinción, toda la compran en CDes si la hay, y compran ron para llevarse, ellos que prefieren el vodka o la ginebra, compran ron para enseñar Allá qué es lo que producimos Aquí.  Entonces, por primera vez, el santo y seña de ser isla, tropical y caribeña empieza a calar en la conciencia histórica de los Cerebros.  La noche antes de irse la preguntan al hermano menor si él está estudiando sobre Puerto Rico y le pontifican sobre nuestra herencia cultural y el hermano no entiende qué rayos le pasa al Cerebro, el hermano tiene ya en la mirada el deseo de esa casa sin rejas, de ese apartamento sin balcón, callado y solitario, limpio y seguro donde el Cerebro pasa sus noches Allá donde pagan bien.  No importa que allá  también asalten, o maten o desmembren.  Allá se paga bien.
     Allá donde pagan bien uno tiene que acostumbrarse a que  las cosas son diferentes. Allá nadie llega de visita de pronto, no hay fiesta espontanea posible. Allá los profesionales son muy educados y llaman antes de atreverse a presentarse en tu casa. "Allá yo conozco como seis parejas de amigos míos, todos en el área de Maryland y  ¿tu sabes cual es el pasatiempo favorito de ellos? , dice uno de Acá, “reunirse una vez al mes a habla Puerto Rico. Eso, con Washington ahí, con el National Gallery, con el Smithsonian, con todos esos cines, y ellos que si la política, que si El Yunque, viendo videos de aquí”. 
     Los Cerebros Allá empiezan a demarcar sus etnias y toman conciencia de quienes son aunque no quieran saberlo. Pero eso no impide que puedan acostumbrarse Allá, o que llegue a gustarle su nueva vida, no, a todo se acostumbra uno y después de todo, uno se fue buscando una vida mejor, un aire de ciudad grande, un respiro de comunidad chica y eso, al menos, lo logro. Lo que sucede es que Acá uno se pregunta a cada momento, “¿y si yo me fuera?". 
     Porque los Cerebros se están yendo.  A veces los vienen a reclutar un mes antes de la graduación; a veces se les cita por cientos a entrevistas en un hotel grande de la capital; a veces ven desplegado en el colegio el anuncio de un lugar desconocido en el  mapa donde el salario le permitiría a uno tener además de la casa en la urbanización, una en la playa, y uno acepta enseguida ese trabajo, aunque entonces, viviendo Allá, ¿como ir a la casita de la playa?, nos preguntamos los que estamos Acá.  Aún no nos hemos ido los que vivimos Acá, pero estamos haciendo turno en la fila de las  ilusiones cada vez que nos rompen los cristales de los Carros. Estamos listos pero dudamos porque, después de todo, uno tiene aquí… ¿Que, que tiene uno aquí? ¿Esto es una cárcel? ¿Por eso será que los titulares dicen "Fuga de Cerebros", no dicen "ida" o "viaje" sino fuga, lo que presupone encierro y augura libertad? 
     ¿Uno se queda encerrado, o mas bien enmarado, porque el mar establece el lindero geográfico que aísla y encierra? No, eso era antes, ahora con cualquier avión, uno da el salto.  Entonces, ¿porque uno se queda?  Si Allá es mejor y … Bueno, porque alguien tiene que cuidar a los papás, eso, ellos ya están mayores y no se van a acostumbrar por Allá. Además, alguien, pues, tiene que echar para adelante el negocio; montar un negocio en otro sitio es difícil y mira, mi hermana esta estudiando Derecho y yo la estoy ayudando y cuando se gradúe ella quiere trabajar con el Gobierno, ella tiene esos ideales de los jóvenes de ayudar al país... Yo, yo lo he hablado con los nenes y con mi esposa; Allá me ofrecieron un salario bien bueno para empezar, y con beneficios marginales tremendos, los nenes están locos por ver la nieve pero yo empece este grupo de estudio con unos amigos, pensamos hacer una investigación sobre la preservación de los manglares; quizás cuando terminemos en un par de años... 
     Todas1as razones tienen puntos suspensivos, todas las razones tienen forma definible, todas tienen un trasunto de emoción que no permite razonar lógicamente porque no se van todos los Cerebros de Puerto Rico, por qué no emigran todas las enfermeras mal pagadas de una vez, todos los policías maltratados para siempre, todos los profesores de literatura desconocidos en este país y preciados en el de Allá, todas las trabajadoras sociales frustradas con la burocracia y humilladas por jefes incompetentes, toda la gente de letras, de números, de cifras y computadoras, de estetoscopios y de tamices. Porque todos estos Cerebros 
 también han visto la Luna alineada a Venus, amanecidos, pensando alguna noche, y alboreando junto a otro ida han mirado un  azul tenue e impenetrable y un amarillo brillante y antiguo empujar la oscuridad y anunciar otro ida nuestro, y han visto los  cristales de su auto roto y antes de pensar "esto es el colmo , hoy mismo lleno la solicitud" algo les ha impulsado a sentir "maldito sea, yo que hoy iba a ir mas tarde al trabajo, ahora voy a tener que estar en el taller de Tato en cuanto abra para que me arregle ese cristal"  Y han tenido un latido fuerte de rabia e impotencia por la vida que vivimos ahora , vida que no augura nada seguro a pesar de los títulos, de las profesiones, de las urbanizaciones más remotas y ese latido sale al unísono de todas las casas, un son amelcochado con olor a café, un ritmo acompasado que anuncia que somos todos individuales Cerebros, pero que todos somos un solo Corazón, el Corazón que se queda.
     Este es el que sale todas las mañanas en medio del tapón y  sueña con que si volviera el Rey de España pintarían los edificios públicos, y si celebraran las Olimpiadas arreglarían las carreteras. El Corazón que se queda esta harto de los estudiantes maleantes en su escuela pero esta tan orgulloso del puñado de muchachos que ganaron el premio de la Feria Científica que vuelve todos los años a esa trapo de escuela aunque no tenga ni permanencia. El Corazón que se queda tiene dañado el aire acondicionado del carro pero con los chavos del part-time no lo va a arreglar, no, le va a comprar al nene un Nintendo para su cumpleaños. Tiene que hacer una segunda hipoteca a la casa pero así podrá comprar el terrenito en la falda del Yunque para cuando se retire o para cuando venga su hermano, el Cerebro, de Allá. 
      El Corazón traga duro casi todos los días; trata de no mirar la portada del diario sensacionalista pero sus ojos no pueden evitar las grandes letras rojas que gritan: Asesinado, Baleado, Víctima, Muerte; entra al supermercado y sus ojos no pueden sino brotar de las cuencas al ver como han subido los precios de semana en semana, como cada vez ponen mas tomates blanditos y mas lechugas podridas las grandes, magnificas y poderosas cadenas de supermercados y uno, que remedio; llega a la casa y encuentra que el teléfono no funciona pero al menos no se han llevado el agua estos días; sale al patiecito y ve que el perro del vecino escarbo en la reata y lo que iban a ser flores son tallos mordidos; mira el cielo del atardecer y ve que por primera vez el palo de limón tiene frutos y recuerda que en su casa, cuando chico, había un palo de limón ¿O era en la casa de la abuela? Y esa noche cuando llama al Cerebro Allá, lo primero que le dice el Corazón es que el palito ya va a dar limones. 
     Para que los limones y otros árboles den frutos, a veces se les hace una encerrona. Si no acaban de florecer, se les tapa; se les ahoga toda posibilidad de sol y luz y aire y ellos, enloquecidos, creen, sienten -porque se sabe que sienten en lo mas intimo de sus células- que van a morir, y en un ultimo empuje de vida, echan flor, para reproducirse como Dios manda; entonces los destapan, y viven para dar frutos.  
 El Corazón que se queda también ha creído a veces que se va a morir, también ha estado a punto de apagar la vida e irse, pero luego, al escuchar su propio latido, ha mirado dentro de sí y ha visto las minúsculas flores que auguran que de alguna manera todavía hay frutos que dar, dulces o agrios, qué importa; el año en la cual le toca ser anfitrión del Cerebro que viene.
     Los Cerebros que se van regresan en Navidades con los regalos más hermosos que compraron a descuento en unas tiendas de fábula que solo ellos conocen Allá; el Corazón que se queda les espera con un ron cañita de bienvenida, hecho por un jíbaro que solo él conoce, Acá.  Los Cerebros tienen muy desarrolladas las piernas porque están siguiendo un régimen de salud y con ellas caminan y corren hacia el progreso.  El Corazón tiene muy desarrollados los brazos para abrazar a los Cerebros que tanta falta le hacen, que seguro tuvieron que irse, que están bien Allá, y quizás estarían mejor Acá, pero que quién sabe. 
 Juntos de nuevo, el Corazón y el Cerebro irán por los de las costas a comer de la manteca que nos une, caminarán por  las calles del Viejo San Juan tomando fotos que sus nietos encontrarán años después en alguna gaveta y comentaran a viva voz sobre la política y la sociedad de su país mientras leen los diarios llenos de noticias sobre los legisladores, los bailes de beneficencia y los artistas del momento. 
     Entonces, luego de los pasteles y el lechón y del brindis del  Bohemio, el Corazón llevará al Cerebro al aeropuerto y después de pasar la maquina de Rayos X que no permite que uno lleve alimañas Allá en las frutas y plantas (no importa cuantas alimañas vengan de Allá para Acá en Primera y en turista) le echará en el  bolso de mano una lata de café donde irán escondidos docena de limones "para que seas el primero en probarlos”, le dará un abrazo que dure todo el año y le prometerá que irá a verlo, sin falta, este año, sí. Mientras el Cerebro se acomoda en su asiento y se pone el cinturón de seguridad, el Corazón enfilará rumbo al trabajo que quizás debería dejar y buscarse algún otro  pero que total, da para sobrevivir y además si uno nació para Corazón, aquí se planta y aunque en algún momento se haya ido, de verdad o en ilusiones, a fuerza tuvo que regresar. El irse como Cerebro no remedió el vacío. El quedarse como Corazón quizás no le permite llegar. Pero uno sigue, en el tapón, en el calor – el mes entrante hago un préstamo y arreglo el aire. El Cerebro ya se eleva sobre la isla, saca la cámara y hace una ultima toma panorámica antes de ponerse a preparar el informe que tiene que dar mañana en el trabajo; el Corazón entra en el túnel de Minillas, oye las bocinas, hace un gesto de resignación, busca bajo el asiento un cassette de Lucecita, lo pone y rompe a cantar con ella: "Que te parece Cholito, que te van a desterrar, como si la ausencia fuera, remedio para mi mal..."  
 

domingo, 23 de febrero de 2014

El "spanglish": La frontera del idioma (Adriana Cortés Koloffon)

¿Chalupa? ¿ Shaloopa ? ¿ Marqueta o mercado? Para los narradores chicanos, la escritura representa un espacio donde es posible cruzar las múltiples fronteras simbólicas, de nacionalidad y de género. La problemática fronteriza geopolítica, según Socorro Tabuenca (Colegio de la Frontera Norte), “no es ampliamente abordada por la literatura chicana hoy en día”. La frontera “se percibe como un problema interno y es de tipo cultural más que geográfico. Por el hecho de no sentirse totalmente estadunidenses ni mexicanos, es para los chicanos un espacio utópico dentro de la concepción del biculturalismo/bilingüismo vivido o anhelado”. Espacio simbólico que permite la mezcla de lo mexicano y lo estadunidense, la frontera en la narrativa chicana es, en opinión de Rita Urquijo (Universidad de Trinity, Texas), “un entorno propicio para la creación de “una tercera identidad: el ser chicano/a como algo diferente a ser mexicano/a o estadunidense, o el hablar spanglish como un tercer idioma aparte del inglés o español”.
¿Cuáles son las particularidades de la literatura chicana? Habría que empezar por definir el significado del concepto “chicano”, derivado de la palabra “mexica”, como establece Luis Leal, especialista en el tema. “Chicano” era un término peyorativo con el que se designaba a los descendientes de mexicanos nacidos en Estados Unidos. Hacia la década de 1960, el Movimiento Chicano reivindicó el vocablo: comenzó a utilizarse para identificar a los estadunidenses de padres mexicanos que mostraban orgullo de su raza y cultura. A través del Movimiento, se pretendía conformar un proyecto político-cultural con el objeto de impedir la asimilación a la cultura anglosajona de los mexicanos de origen estadunidense, habitantes de un espacio fronterizo o nepantla –palabra mexica alusiva a un lugar intermedio–: “un chicano vive en el espacio que ocupa el guión que separa a los conceptos: mexicano-americano”, afirma el crítico literario Juan Bruce Novoa ( RetroSpace: Collected Essays on Chicano Literature ).
La crítica difiere en determinar cuál fue la primera novela chicana. Investigadores como Arturo Flores le adjudican la primicia a Deudas pagadas , de autor anónimo (Nuevo México, 1875). Ya entrado el siglo XX, se publicó Las aventuras de don Chipote o cuando los pericos mamen (1928), de Daniel Venegas. Con todo, no fue sino hasta el desarrollo del Movimiento Chicano, cuando la literatura empezó a reflejar de forma más explícita una conciencia política; Aurora Thogerson (Universidad de Georgia) asegura que gran parte del auge de la novela chicana se vincula con la creación del Premio Quinto Sol en 1970. La novela de Tomás Rivera: ...Y no se lo tragó la tierra –título de resonancias rulfianas– fue la ganadora de la primera edición del premio.
Los temas clave en la narrativa chicana, a decir de Rita Urquijo, “giran alrededor de los diferentes tipos de opresión que enfrenta la gente de ascendencia mexicana al ser tratada como un grupo de sujetos que no pertenecen al imaginario nacional estadunidense”. En opinión de la investigadora, generalmente “se abordan temas de identidad nacional, étnica, sexual, de género, lingüística y de clase social donde se discute la pertenencia a un grupo étnico con una larga historia de colonización interna”. Socorro Tabuenca opina que la obsesión por la genealogía y las circunstancias familiares inmediatas son, asimismo, temas recurrentes: “Este rescate genealógico se debe a que los chicanos consideran todo un logro haber podido apoderarse de la palabra escrita dentro de un ambiente hostil.” Dentro del contexto familiar, “las mujeres rechazan al padre y al patriarcado angloamericano y mexicano, mientras que los hombres tienen una gran necesidad de reconectarse con el padre ausente o de encontrar a la figura patriarcal que les dé un sentimiento de pertenencia.” En un principio, a juicio de la autora de Mujeres y fronteras: una perspectiva de género, se trató de recuperar la tradición indígena mediante la iconografía azteca, particularmente en la poesía; también eran comunes los temas “sobre la Revolución mexicana o de la segunda guerra mundial”. En la actualidad predomina “la problemática migratoria, la del racismo, las nuevas identidades, el mundo gay, y la búsqueda de una sociedad más justa”.
Entre las imágenes iconográficas más relevantes en la narrativa chicana, tanto Urquijo como Tabuenca reconocen las figuras de la Malinche, Frida Kahlo, la Virgen de Guadalupe, la Llorona, y el mito de Aztlán –lugar y patria de origen de los mexicas o aztecas, identificado con el suroeste de Estados Unidos. “La Malinche –afirma Urquijo– representa la figura mítica que se defiende y se rebela para dejar de ser vista simplemente como ‘la chingada' y la ‘traidora'; las adelitas y soldaderas de la Revolución mexicana son percibidas, no sólo como ayudantes de los hombres, sino como partícipes claves en la lucha.” Asimismo, resalta que los estudios feministas incorporaron esencialmente las figuras míticas de Coyolxauhqui y Coatlicue. El boom de la literatura chicana femenina tiene lugar en la década de los ochenta, cuando se publican, entre otros libros, This Bridge Called my Back editado por Cherrie Moraga y Gloria Anzaldúa, y Chicana Lesbians: the Girls our Mothers Warned us About , editado por Carla Trujillo. Socorro Tabuenca explica, en efecto, que en la década de los noventa se desmitifica el amor romántico y las relaciones heterosexuales: “Surge una gama de expresiones lésbicas en poesía, narrativa, ensayo y drama, unida a una asunción abierta por parte de las escritoras de su preferencia sexual.”
Tal es el caso de la activista Gloria Anzaldúa (Texas, 1942-2004); dedicada junto con su familia a la pizca en el campo, cursaba por la tarde estudios universitarios, hasta obtener el doctorado en literatura comparada. En noviembre de este año, la Sociedad para los Estudios sobre Gloria Anzaldúa organizará, en la Universidad de Texas, un congreso en homenaje a la escritora, cuyo libro Borderlands/ La Frontera: The New Mestiza (1987) fue seleccionado entre los mejores del año por el Library Journal , y constituye una referencia obligada en el ámbito académico estadounidense; su lectura es imprescindible en los cursos sobre literatura chicana y estudios culturales. Anzaldúa –icono de las escritoras chicanas, entre otras Norma Alarcón y Norma Cantú– integra múltiples discursos en Borderlands/La Frontera : poesía, ensayo, autobiografía, entrevista y narrativa son hilvanados por la autora, para quien la Nueva Mestiza constituye el paradigma de una fase espiritual superior a la cual es posible acceder después de un proceso de profunda transformación espiritual que implica la superación de la “etapa Coatlicue”. Los siguientes versos del poema “ To live in the Borderlands means you ” expresa el significado simbólico de la frontera:
Cuando vives en la frontera
people walk through you, the wind steals your voice,
you' re a burra , buey , scapegoat,
forerunner of a new race,
half and half –both woman and man, neither–
a new gender;
To live in the Borderlands means to
put chile in the borscht,
eat whole wheat tortillas ,
speak Tex-Mex with a Brooklyn accent ;
be stopped by la migra at the border checkpoints;
El spanglish en la calle, San Diego
y Los Ángeles EU
Según los versos citados, la frontera es, desde la perspectiva de Anzaldúa, el espacio de la violencia, de los marginados, de los que no tienen voz. Otro destacado autor, considerado por el escritor Carlos Fuentes como uno de los más relevantes de la literatura chicana, es Rudolfo Anaya: su libro Bless me ultima obtuvo el Premio Quinto Sol en 1971. Se suman a la lista de las letras chicanas: Mario Suárez (1925-1998), Ron Arias (1941), Tino Villanueva (1941), Denise Chávez (1948), Dagoberto Gilb (1950), Ana Castillo (1953), Sandra Cisneros (1954), Helena María Viramontes (1954) y Reyna Grande (1977). Algunos de ellos han encontrado dificultades para publicar su obra en Estados Unidos. “Mientras se trate de vender en grandes cantidades –afirma Rita Urquijo–, las principales editoriales están dispuestas a publicar a autores de renombre. Generalmente, las editoriales anglosajonas se niegan a publicar textos que contengan spanglish , español o frases regionales.” Existen, afortunadamente, editoriales alternativas “que por ser más pequeñas no publican los libros con rapidez dadas sus limitaciones económicas”. Socorro Tabuenca coincide con Urquijo: sostiene que la literatura chicana se ha traducido “a cantidad de idiomas, lo cual significa una ganancia segura para las casas editoriales”. En México, no obstante, su difusión es casi nula.
De acuerdo con ambas investigadoras, la riqueza de la literatura chicana radica en la multiplicidad de voces, generaciones, temas, ideologías y géneros literarios; refleja, asimismo, “la rebeldía y la resistencia de un pueblo en su gran lucha por la supervivencia”. El spanglish : mezcla del español y del inglés, utilizado por gran parte de los narradores, sobre todo los más jóvenes, es un ejemplo de esta tenaz resistencia. La antología titulada Lengua fresca (Ilan Stavans y Harold Augenbraum, eds., 2006) incluye una muestra representativa de relatos escritos en spanglish . En su cuento titulado “Chango”, Oscar Casares (1964) introduce el vocablo en español (chango en vez de monkey ) para referirse a una cabeza de mono, especie de fetiche o amuleto, compañero inseparable del protagonista: un adolescente; en “La extranjera”, Stephanie Elizondo (1974) narra en spanglish las aventuras de una viajera mexicana que se traslada de un territorio geográfico hacia otro y se expresa lo mismo en español que en inglés. “Practicar los tatuajes”, de Michael Jaime Becerra (1973), versa sobre los conflictos generacionales: los hijos experimentan un choque cultural frente a las costumbres de sus padres nacidos en México; el spanglish , en este relato, denota la violencia provocada por el hecho de habitar un espacio fronterizo donde no se es ni mexicano ni estadunidense, sino half and half . El spanglish : una lengua fresca que se renueva constantemente: “lengua franca –asegura Ilan Stavans– que le permite a los varios latinos de extracciones geográficas distintas comunicarse en un idioma común, algo así como el arameo, el latín o el inglés en sus respectivos tiempos”.
EL SPANGLISH: ¿LENGUA BASTARDA?
Primeras líneas de la primera parte del Quijote (capítulo I )
traducidas al spanglish por Ilan Stavans:
In un palacete de La Mancha of which nombre no quiero remembrarme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un greyhound para el chase. A cazuela with más beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa' los Sábados, lentil pa' los Viernes, y algún pigeon como delicacy especial pa' los Domingos, consumían tres cuarers de su income. El resto lo employaba en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín pa' los holidays, with sus slippers pa' combinar, while los otros días de la semana él cut a figura de los más finos cloths.
Novelista y crítico mexicano, catedrático del Amherst College, Ilan Stavans opina que el spanglish será considerado una lengua si llega “a estandarizar su gramática y sintaxis, lo que ya ha comenzado a ocurrir”. La publicación del diccionario de spanglish creado por el investigador suscitó un profundo disgusto entre los puristas del español; la traducción que hizo de una parte del Quijote corrió con la misma suerte. “El Quijote –señala– es mi libro predilecto. Lo he releído más de tres docenas de veces. Imparto una cátedra sobre la novela, así como de Cien años de soledad, el otro libro fundacional de la civilización hispánica.” Traducir el Quijote al spanglish “es insertarlo en el quehacer de los 45 millones de latinos en Estados Unidos. Lo mismo sucede con Shakespeare: el año pasado asistí a una exquisita puesta en escena de Romeo y Julieta montada en spanglish.”
– ¿El spanglish: una lengua bastarda?
Supongo que por “bastardo” te refieres a ilegítimo. ¿Hay acaso alguna lengua que no lo sea? Todo idioma pasa por un período de gestación en el cual se distingue de otras maneras de comunicación que se consideran más cultas. En la época de Gonzalo de Berceo, el castellano pasó por un período de transición similar al del spanglish : de un dialecto regional que se distinguía del latín vulgar se transformó en una lengua estandarizada.
– ¿Cuál ha sido la evolución del spanglish?
Depende de la región geográfica. Hay rastros del spanglish desde tiempos de la Colonia. En 1848, con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, se intensificó en el suroeste el tránsito bilingüe en la población de habla hispana que se vio forzada a utilizar el inglés como la lengua de los negocios y la educación. Ello abrió paso a un estadio inicial de cambio de códigos, fenómeno lingüístico que hoy se ha generalizado: ni es casual ni tampoco reciente.
– ¿Qué tanto se acepta el spanglish en las universidades?
Las universidades en Estados Unidos están a la vanguardia en los estudios de la lengua, la cultura y la sociedad españolas e hispanoamericanas. Cada vez hay más aceptación del spanglish en las aulas. Abundan las tesinas, así como las conferencias sobre el tema.
– ¿Ha cambiado su postura sobre el spanglish?
Con el paso del tiempo he aprendido a amarlo. Es un vehículo de comunicación auténtico y legítimo a la vez. Mi interés por el spanglish me ha llevado a reflexionar sobre el mestizaje lingüístico en las Américas desde la llegada de los españoles. Antonio de Nebrija, catedrático de Salamanca y luego de Alcalá de Henares, se quejó del mal uso del latín en la España de su época y también de la estandarización gramatical del castellano. Pensaba que había que “escribir como pronunciamos y pronunciar como escribimos”. Su famosa frase “la lengua fue compañera del imperio” se enmarca en la Gramática del anus mirabilis 1492, en el marco de una discusión sobre el griego, el latín y sobre todo el hebreo: todas ellas lenguas imperiales.
Nebrija, citado por Stavans, asegura: “De tal manera [ ... ] siguió [la lengua al imperio y viceversa], que juntamente comenzaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caída de entrambos”; el autor de Spanglish se pregunta: “¿Podría ser ésta una profecía del auge y declive del idioma español?”. La riqueza y la vitalidad del spanglish radica, a juicio de Stavans, “en su destreza e ingenio: los spanglishparlantes son enormemente creativos en el habla. No son destructores sino inventores de su lenguaje”, afirma el crítico, y añade: “Los medios de comunicación transmiten expresiones de lamento por la desaparición de otra lengua. ¿Por qué no celebrar el nacimiento de un nuevo idioma? El fenómeno es prueba de que el idioma siempre está en movimiento y que su fluidez no tiene nada que ver con el nacionalismo.” En Estados Unidos, el spanglish se lee en los anuncios publicitarios y se escucha en las calles, en los comercios, en la radio y la televisión.
– ¿Cuáles son las coincidencias entre el spanglish y el jazz?
El jazz surgió en el siglo xix entre afroamericanos con una pasión por la música pero sin posibilidades de aprenderla de manera formal en el ámbito académico. Su estrategia fue la improvisación; sin el menor conocimiento de solfeo, se las ingeniaron para generar una armonía de saxofones, violines, flautas, pianos y su propia voz. El jazz es un sistema popular que surge de la necesidad: de la gente y para la gente. Se nutre de tradiciones musicales de África y el Caribe. Igual que el jazz, el spanglish tiene un carácter democrático.
–¿Encuentra semejanzas entre el spanglish y el yiddish?
El yiddish fue un dialecto judío de la Europa del Este que surgió en el siglo xiii . Lo utilizaban mujeres, niños e iletrados. Se rechazaba en el ámbito rabínico. Setecientos años después, Isaac Bashevis Singer recibió el Premio Nobel por escribir novelas y cuentos en yiddish . ¿Sería posible imaginar un novelista que en cincuenta años reciba el premio por una obra maestra en spanglish ?
El spanglish actual está hecho de variantes: el dominicanish , el nuyorrican , el cubonics, el pocho , de acuerdo con Stavans, quien manifiesta haberse “topado con gente que al no hablar spanglish se siente marginada. En los ochenta ocurría lo contrario: hablar spanglish entonces era una aberración”. Aun hoy en día, algunos puristas consideran que éste representa una invasión del español por el inglés o viceversa. “¡Pobres puristas! –exclama el investigador–. Atrapados en su orgullo nacionalista, miran al pueblo ignorante como el mal que carcome a la civilización. La lengua es de quien la usa, no de quien la estudia.” Hay un movimiento generalizado en Estados Unidos que reivindica al spanglish como una manera legítima, “no únicamente del habla y la escritura sino de la identidad en general. El spanglish es ya un estado mental”. En contra de quienes se pronuncian a favor de la pureza estricta de la lengua, Ilan Stavans se pregunta: “¿Existen las lenguas puras? Es más, ¿alguna vez han existido? ¿Qué sentido tendría hablar el español hoy como lo hicieron Sor Juana o Góngora? Todo cambia, nada permanece igual. Una lengua estancada es una lengua fosilizada.”

jueves, 20 de febrero de 2014

La generación "o sea " (Luis Rafael Sánchez)


Recientemente —y el adverbio flexibiliza la distancia tempo­ral— un estudiante contestaba a mi pregunta sobre la mala novela de un buen poeta de la manera siguiente: "O sea que el personaje se suicida a sí mismo, o sea con una dosis grande de supositorios".
La referencia al personaje que, en el colmo de las osadías, se suicida a sí mismo, no es la noticia más relevante de la respuesta citada. Tampoco lo es el testimonio curioso de la ingestión masiva de supositorios aunque una cantidad generosa de los mismos sinte­tice la capacidad letal del exceso soporífero: cada quien se suicida por la vía de su apetito o preferencia. De las formas que ha de tomar el suicidio no hay legislación vigente: lo que revela, además, la necesidad urgente de publicar un breviario sobre el particular en la hipotética serie coleccionable HÁGALO PERSONALMENTE. Tal publicación evitaría o fomentaría no sólo suicidarse en prima­vera sino que también los suicidios ejemplares como el que escoge —borrascoso pero elocuente— el protagonista de la novela española del siglo quince CÁRCEL DE AMOR.

La noticia relevante de la respuesta citada es la repetición, una, diez, cien veces de la frase O SEA, utilizada como angustioso re­curso de ciego de la lengua que adelanta ese torpe bastón inseguro y vacilante; o sea que reclama la palabra distante que ni llega ni alumbra porque ha sido almacenada en la región de la inteligencia que llamaremos, arbitrariamente, de la expresión cierta; región desde la cual asimos la realidad o la porción de aquella que nos im­porta y conmueve, hecha toda de palabra la realidad.

En el acopio, la selección y el inventario de las palabras que totalizan la pertenencia individual lo que se hace es acopiar, selec­cionar o inventariar nada menos que la idea misma de la vida y, a su vez, las involuciones y las revoluciones que la configuran: en toda palabra se concreta una experiencia de rigor social que nos impone y expone, toda palabra nos fecha en la historia mientras nos historia, toda palabra nos ficha, taxativamente, en la moral. Fecha y ficha plenamente completadas por la simple manifestación del pensamiento más simple.

Escribo en puertorriqueño cuando llamo a la frase O SEA re­curso ciego de la lengua o muleta dolorosa de quien ha sido edu­cado para no serlo; educación, la oficiada en el salón de clases, reducida al aparato circunstancial justamente prescindible. Cuando el estudiante aludido en el párrafo inicial se lanza a la exposición desde el equívoco trampolín que es la frase O SEA adelanta que no dispone de la palabra que más tarde, en el reconocimiento de la impotencia verbal, jurará tener -paradójicamente— en la punta de la lengua. La frase O SEA pretende completar, precisar o hasta traducir la afirmación primera: o sea que el personaje se suicida a sí mismo con pastillas de dormir a una lengua creídamente efi­caz: o sea que el personaje se mata a sí mismo.
La reacción siguiente a lo que apenas si es balbuceo lógico es francamente desoladora: donde no ocupa la palabra se coloca una sonrisa mediana o mediadora, se organiza una gesticulación trunca, se oscurece la sílaba última de la oración como advertencia de la limitación o mutilación expresiva aunque la causa se desconoce o se aparenta desconocer.

Escribo en puertorriqueño cuando digo que entre nosotros no se maneja la lengua con comodidad, con soltura y cabalidad, con la naturalidad y el empeño de aquel para quien la lengua no es motivo de tensión pero sí el aparato que transmite su vibración íntima: la espiritual, la ideal, la material. jQjo! No me refiereo a una lengua de falsificado hispanismo y casticismo maltrecho, reful­gente de mantones, castañuelas y zetas que quiebran el oído. Tam­poco a una lengua de soterrada intención clasista y erudición de antología descompaginada con la que se trafica por las academias de artes y ciencias, las directivas de clubes cívicos y la telúrica poesía del pendejismo lírico que tan larga carrera ha hecho entre nosotros. Hablo del embarazo en organizar la experiencia desde la palabra corriente, lozana; hablo de la dificultad en la posesión firme, profunda, clara, de nuestra lengua, nuestra única lengua, pese a la mentira burocrática del bilingüismo.

La vacilación nominativa, la recurrencia a la piedad del O SEA traductor de un pensamiento que jamás se efectúa, la sustitución de las palabras reales por los términos de grotesca manufactura como el DESO, la DESA, el COSO, el COSITO ESE, la COSITA ESA, la VAINA ESA, el APARATITO QUE ES COMO UNA COSI­TA REDONDITA, participan de una explicación rasa: la educa­ción ambivalente, colonizada y colonizadora a los niveles simultá­neos del hogar y la escuela.

Chiquiteo y mamismo, nieve y ardillitas juguetonas de Central Park, faldas de la madre y la abuela y la tía y la maestra y la princi­pal escolar, y el cura, los cabin del buenazo de Lincoln y árbol de cherry del perdonado por verdadero Jorge Washington, huevo de Easter y brujas de Halloween; el niño puertorriqueño recala en la palabra tras un viaje por la más oscura de las selvas como ha plan­teado, deliciosamente, el escritor Salvador Tió en su artículo AMOL SE ESCRIBE CON R; selva oscura e inhóspita donde la palabra niño revierte a la reducción más pueril e insensata: el niño es el niñito además de ser gordito o flaquito, peludito o calvito, feíto o graciosito; el niño tiene una naricita en vez de una nariz, el niño toma lechita en vez de leche— el criterio selectivo de la mamita decidirá si toma de las Tres Monjitas, el niño defeca una caquita blandita pero jamás una caca blanda, el niño se queda dormidito en una cunita pero nunca dormido en una cuna. La enumeración es infinita y hasta auspicia el razonamiento malsano de que Blan-canieves y los siete enanitos es la expresión más alta de nuestra lite­ratura nacional.

La protección diminutista no sería lesiva si las palabras murie­ran cuando son pronunciadas, si se consumieran una vez dichas, si no albergaran la intensidad de un corazón que late. Pero una palabra es mucho más que una palabra: es una toma de poder, una arma que permite la modificación de la circunstancia, una li­cencia para instalarse en el mundo. Tras ese chiquiteo inicial se dispone la reducción de la palabra en su contenido y su número; falta, en la que, torpemente, se asume que el niño chiquito está incapacitado para acumular un vocabulario amplio y exacto. Del chiquiteo cuyos ITOS e ITAS presuponen una inmensidad de dul­zura y cariño se pasa a la utilización de los términos de grotesca manufactura como el DESO, la DESA, el COSITO, la COSITA, la VAINA, el APARATITO QUE ES COMO UNA COSITA REDONDITA: sustitutivos imposibles para la nominación correcta del objeto. Mediante este proceso la realidad se elementaliza hasta hacerse extraña desconocida y la palabra se niega o se escamotea. La facilidad necia que se le adelanta al niño en los años del ahorro léxico se convierte, una vez adulto, en la más patética de las difi­cultades: la imposibilidad de la fluidez verbal meramente aceptable.

La escuela puertorriqueña es un carnaval de veleidades: bailo­teo y caridad putrefacta, ropaje y máscaras alegrotas, ceremonia­les de graduación y santoral académico, Patrulla Aérea Civil y Futuras Amas de Casa de América: orientación rotunda para la desorientación rotunda. La tontería se eleva a categoría, la frivo­lidad también. Como si el norte de todo el sistema educativo puer­torriqueño fuera el fracaso estrepitoso.

Escribo en puertorriqueño y llamo generación O SEA a aquella a la que se le pospone la construcción de la libertad social de la palabra: suma mayúscula de las otras. Esa libertad se cumple cuando el individuo se educa para saber el nombre exacto y escue­to de las cosas: sin falsificaciones, sin bizquera semántica, sin DESOS ni O SEA trágicos que impiden formar -lisa y llanamente que un personaje se ha suicidado con soporíferos. En su libro El laberinto de la soledad, afirma el mexicano Octavio Paz que "la crítica del lenguaje es una crítica histórica y moral". Buen tratado para un comienzo: la palabra, historia y moral en una sola ecua­ción.