jueves, 24 de junio de 2010

"Bajo los efectos de la poesía" de José Luis Vega

Bajo los efectos de la poesía
es posible viajar a la velocidad del pensamiento,
mirar el mundo entero flamear,
tocar con la punta de la lengua las estrellas,
soñar con la justicia universal.

Bajo los efectos de la poesía,
usted no es responsable de sus actos:
hablará en lengua extraña,
hará cópulas públicas,
cabalgará centauros.

Bajos los efectos de la poesía,
se ven blancas galaxias expandiéndose
en el ojo de la cerradura
y violines viejísimos
mudando el polvo de sus plumas.

No importa cuál sea su pasión,
fe, raza, sexo edad
o ensoñación política,
no debe avergonzarse de volar
bajo los efectos de la poesía.

2 comentarios:

  1. Poesía... apasionadas palabras rimbombantes creando una textura maravillosa al ser recitadas. Luis Vega describe la poesía con amor, con una ternura más que irresistible a los ojos hambrientos del lector. Luis Vega me hizo ver la poesía como un arte al desnudo, tan simple y natural que relata a la perfección la belleza mejor que un paisaje con detalles holísticos. Me hizo ver a la poesía como la diosa de las palabras, como un liguero y profundo gozo en nuestro mar llamado sangre. Luis Vega describe a la poesía como el mismo Jehova describe a sus siervos. Tan únicos y sin culpas, las palabras que son utilizadas para el propósito más puro que puedan haber en nuestros corazones. Y es que la poesía no solo cuenta una historia con ramas y ramas de simbolismo sino que hace entender el sentimiento más oscuro y sangriento que pueda tener el autor. La poesía es más que personajes bien narrados, más que todo un mundo lleno de vampiros y lobos peleados, más que esa gran escuela en la cual se aprende magia. La poesía es un susurro en el oído, un susurro que te envuelve con los velos virginales de una escritura más que fina. Una escritura más que formal sin una estructura fija. Me siento inspirado, siento que mis palabras son más que un significado siento que son algo más que letras creando a mis añorados testamentos. La poesía me transmite la dulce diferencia que tenemos todos de entre todos los iguales. ¿Acaso las vistas más tenues pueden remover aquel gran frasco lleno de neuronas ocasionando entre nosotros distinción? Siento el viento tocar mi rostro, siento mi saliva pasar por mi garganta, siento el pesar de mis labios por la gran herida del morderlos constantemente. La poesía es eso... no, no, no más que eso no son solo los sentimientos de nuestro cuerpo ni lo que estos nos ocasionan. Es algo más público a la par de privado. Es estar enamorado del sentimiento, conocer de cerca lo que son a rayas y crucifijos el dolor. ¿Como se nos es posibles estar enamorados del simple y sencillo sentimiento? ¿Como se nos es tan siquiera imaginable conocer de cerca el huérfano y voraz dolor? La poesía no sólo nos hace sentir sino que nos hace descubridores de los sentimientos aún inexplorados, los más paganos y duros. La poesía es más que palabras nutridas por el saber y la curvada sed del escribir. La poesía es como la música, como las teclas de un piano haciendo que sientas el ansioso corazón acelerase de a poco. La poesía es como crear junto a Beethoven las perfectas notas hechas leyendas. Poesías... ni el oro del poema de Neruda ni las palabras que nos dejaron pueden describir con el mayor de los artes lo que es sentirse en el Olimpo con la poesía. Sé que Luis Vega quizo decir eso... no, no, no más que eso...

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  2. Poesía... apasionadas palabras rimbombantes creando una textura maravillosa al ser recitadas. Luis Vega describe la poesía con amor, con una ternura más que irresistible a los ojos hambrientos del lector. Luis Vega me hizo ver la poesía como un arte al desnudo, tan simple y natural que relata a la perfección la belleza mejor que un paisaje con detalles holísticos. Me hizo ver a la poesía como la diosa de las palabras, como un liguero y profundo gozo en nuestro mar llamado sangre. Luis Vega describe a la poesía como el mismo Jehova describe a sus siervos. Tan únicos y sin culpas, las palabras que son utilizadas para el propósito más puro que puedan haber en nuestros corazones. Y es que la poesía no solo cuenta una historia con ramas y ramas de simbolismo sino que hace entender el sentimiento más oscuro y sangriento que pueda tener el autor. La poesía es más que personajes bien narrados, más que todo un mundo lleno de vampiros y lobos peleados, más que esa gran escuela en la cual se aprende magia. La poesía es un susurro en el oído, un susurro que te envuelve con los velos virginales de una escritura más que fina. Una escritura más que formal sin una estructura fija. Me siento inspirado, siento que mis palabras son más que un significado siento que son algo más que letras creando a mis añorados testamentos. La poesía me transmite la dulce diferencia que tenemos todos de entre todos los iguales. ¿Acaso las vistas más tenues pueden remover aquel gran frasco lleno de neuronas ocasionando entre nosotros distinción? Siento el viento tocar mi rostro, siento mi saliva pasar por mi garganta, siento el pesar de mis labios por la gran herida del morderlos constantemente. La poesía es eso... no, no, no más que eso no son solo los sentimientos de nuestro cuerpo ni lo que estos nos ocasionan. Es algo más público a la par de privado. Es estar enamorado del sentimiento, conocer de cerca lo que son a rayas y crucifijos el dolor. ¿Como se nos es posibles estar enamorados del simple y sencillo sentimiento? ¿Como se nos es tan siquiera imaginable conocer de cerca el huérfano y voraz dolor? La poesía no sólo nos hace sentir sino que nos hace descubridores de los sentimientos aún inexplorados, los más paganos y duros. La poesía es más que palabras nutridas por el saber y la curvada sed del escribir. La poesía es como la música, como las teclas de un piano haciendo que sientas el ansioso corazón acelerase de a poco. La poesía es como crear junto a Beethoven las perfectas notas hechas leyendas. Poesías... ni el oro del poema de Neruda ni las palabras que nos dejaron pueden describir con el mayor de los artes lo que es sentirse en el Olimpo con la poesía. Sé que Luis Vega quizo decir eso... no, no, no más que eso...

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